La vida perfecta | El momento inexistente

El nuevo paradigma del ser humano es demostrarle a un conjunto de personas la vida perfecta que está posee. El momento es capturado con la cámara de un móvil, que perdura menos que la experiencia misma, el fotografíar la comida, los viajes, a si mismos con una piel perfecta se ha convertido en el más grande logro de una persona.

Seres que adoran y envidian la felicidad del otro, cuyas referencias son personas sin talento alguno; más que el de posar y salir "perfectos" en la foto. Los nuevos "influencers" no necesitan más que una cámara, algo que fotografíar y un programa de edición para convertir su entorno en la vida perfecta. Dando a desear a un público mediocre que aspira a ser tan perfectos y felices como ellos. Todo es mentira, todo es ficticio, nada es natural. La pirámide de Maslow se vuelve inservible ante la cantidad de followers y likes que posen las personas. La cúspide de la felicidad se mide en números que muchas veces es tan ficticio como el acto mismo. 

Los lugares al que viajes no importan si no lo posteas, no existe. La ropa y lo bien que te ves con cualquier 'Outfit' entran en una banalidad si no son presumidos en una fotografía. Viven al compás de la sociedad, se vive buscando una aceptación virtual. Moda, viajes, felicidad, comida, entre un sin fin de  "hashtag" son utilizados en el nuevo ser crítico: Instagram. 

Las nuevas castas sociales son designadas por el número de seguidores/fans que posee una persona, y a demás a la cual todos intentan llegar, no sé mezclan, o mejor dicho; no sé etiquetan si es que está por debajo de los números. 

Todo es materialismo, todo es consumismo, y jamás se dan cuenta que las grandes marcas los ocupan como un producto, no como un ser vivo. La deshumanización es el siguiente pasa de la evolución, la realidad destorsionada. Hoy en día un emoji tiene más expresiónes que una persona real.